Al igual que en el sector de la automoción, las opciones eléctricas están ganando cada vez más espacio también en la industria de la maquinaria de construcción. Normativas medioambientales más estrictas, avances tecnológicos y una creciente demanda de soluciones de cero emisiones están impulsando a las empresas en esta dirección.
El mercado global de las máquinas de movimiento de tierras eléctricas, que hasta hace pocos años era aún marginal y objeto de escepticismo, hoy está experimentando una expansión muy rápida. En 2025, las ventas de máquinas eléctricas ya representan una cuota de dos dígitos en Escandinavia y China. De cara a 2030, las proyecciones indican que más del 30% de las nuevas máquinas de construcción vendidas a nivel mundial contará con un motor eléctrico.
El amplio uso de la tecnología eléctrica en distintos tipos de obras demuestra que esta tecnología ya es madura para un uso cotidiano.
LiuGong: el pionero chino
El principal impulso hacia la electrificación de las máquinas de movimiento de tierras proviene de China, que en pocos años ha pasado de ser un mercado emergente a convertirse en un referente mundial para las máquinas de construcción eléctricas.
Actualmente, LiuGong es el fabricante que más ha acelerado este proceso, llevando al mercado máquinas capaces de trabajar un turno completo de 8–10 horas con una sola carga, un objetivo que hasta hace poco parecía inalcanzable para máquinas de este tamaño. Además, ha desarrollado cargadoras de ruedas y excavadoras de gran tamaño con baterías de más de 400 kWh, especialmente adecuadas para garantizar ciclos de vida largos y estables incluso bajo cargas intensas.
Estos modelos demuestran que la propulsión eléctrica puede sustituir al diésel no solo en máquinas compactas, sino también en equipos de tamaño medio y pesado, con prestaciones de trabajo más que satisfactorias.
El verdadero punto de inflexión aportado por los fabricantes chinos es la demostración práctica de que la tecnología ya es adecuada para las obras. Esto ha creado nuevos estándares que el resto del mercado global debe ahora alcanzar, empujando a todos los demás fabricantes, incluidos los históricos, a acelerar sus programas de desarrollo.
Caterpillar y Volvo aceleran la electrificación
Hasta hace pocos años, las máquinas de movimiento de tierras eléctricas eran casi exclusivamente asiáticas. Hoy en día, los grandes nombres históricos del sector también han entrado en este mercado.
En particular, Caterpillar y Volvo Construction Equipment representan los dos ejemplos más significativos de esta segunda ola: una fase en la que lo eléctrico ya no es solo experimentación, sino aplicación práctica.
Volvo CE fue la primera entre los grandes fabricantes en moverse abiertamente en esta dirección, lanzando ya en 2020 miniexcavadoras y cargadoras compactas totalmente eléctricas. En los últimos años ha ampliado su gama con máquinas de tamaño medio como la EC230 Electric, una excavadora de 23 toneladas equipada con baterías de mayor capacidad que permiten 7–8 horas de autonomía real. Este posicionamiento ha consolidado a Volvo como el referente europeo de la electrificación en los segmentos compacto y medio.
Caterpillar ha presentado prototipos y preseries que incluyen excavadoras desde 2 hasta más de 20 toneladas, cargadoras compactas y otros equipos de movimiento de tierras. Esto indica claramente que la empresa está construyendo una línea completa de máquinas a batería para mantener su posición de liderazgo también en la era eléctrica.
La presencia de máquinas eléctricas de estas marcas tradicionales acelera la confianza de los operadores, impulsa a los talleres a formarse en nuevas tecnologías y, sobre todo, convierte la electrificación en una opción viable para un número cada vez mayor de empresas.
La electrificación también funciona en el movimiento de tierras: la evolución de las baterías cambia las reglas
Hasta hace pocos años, muchos profesionales del sector estaban convencidos de que la electrificación nunca funcionaría en el movimiento de tierras, salvo en miniexcavadoras y otras máquinas de baja potencia.
En los últimos años, incluso los más críticos han cambiado de opinión. Las máquinas eléctricas modernas ofrecen hoy prestaciones alineadas con las de sus equivalentes diésel.
Este cambio de paradigma ha sido posible gracias al enorme salto tecnológico en la tecnología de baterías. Una mayor densidad energética, una mejor gestión térmica, electrónica más eficiente y sistemas hidráulicos optimizados han hecho posible lo que hasta hace poco parecía un límite infranqueable.
Las cargadoras de ruedas y excavadoras eléctricas de nueva generación trabajan con paquetes de baterías que van desde 200 hasta más de 400 kWh, garantizando 6–10 horas de operación continua. Esto demuestra que incluso aplicaciones tradicionalmente muy exigentes en términos energéticos, como la carga, la elevación y los ciclos rápidos de manipulación, pueden mantenerse de forma constante.
Estos resultados ya son notables, pero en los próximos años llegarán nuevos avances. La evolución de la tecnología de baterías seguirá aumentando la densidad energética.
Esto se traducirá en:
- más energía a igualdad de peso,
- baterías más ligeras,
- mayor vida útil por ciclos,
- tiempos de recarga más reducidos.
Según las proyecciones, en pocos años las máquinas de movimiento de tierras eléctricas podrán completar un turno completo con baterías de un tercio del tamaño actual, o bien, con la misma capacidad instalada, cubrir turnos dobles.
Esto significa que la electrificación no solo es viable hoy, sino que aún tiene un enorme margen de mejora. En definitiva, solo estamos al comienzo de la revolución.
Movimiento de tierras: en cinco años todo cambiará
Las proyecciones más fiables indican que en los próximos cinco años entre el 30% y el 40% de las nuevas máquinas de movimiento de tierras vendidas en el mundo serán eléctricas.
Es una previsión contundente, pero respaldada por tres dinámicas que ya son estructurales:
- la tecnología es madura,
- el impulso hacia obras de cero emisiones es fuerte,
- el interés por reducir los costes de combustible está consolidado.
En los países que ya han invertido en esta dirección, como Escandinavia, los Países Bajos y China, la transición a la electrificación, aunque todavía en una fase inicial, ya es evidente.
Italia, por el contrario, aún no ha sido alcanzada de lleno por esta ola de innovación. Las matriculaciones de máquinas eléctricas siguen siendo marginales y las flotas continúan invirtiendo casi exclusivamente en diésel.
Sin embargo, la situación está destinada a cambiar pronto. La llegada al mercado de modelos eléctricos de los grandes fabricantes occidentales y la creciente disponibilidad de incentivos fiscales probablemente impulsarán en los próximos años una fase de rápida recuperación.
En otras palabras, Italia no es un mercado reacio a la electrificación: simplemente es demasiado pronto para ver el impacto completo de esta nueva tecnología.
Estamos trabajando para estar preparados. Si decides evaluar una máquina de movimiento de tierras eléctrica, podrás contar con nuestro apoyo.